Debajo de mi ventana hay un bar con una terraza. El bar está en una plazoleta. La plazoleta es un lugar de reunión de mucha gente, y de mucha gente con sus animales. En medio de la plaza hay un olivo, que parece resistir las miles de agresiones químicas que sufre a diario. De hecho, parece que le hacen bien, porque cada día está más bonito. Estos días que ha hecho buen tiempo, se reúne allí la gente más variopinta. El verano pasado fue muy entretenido, viendo a los famosos que se quedaban allí a tomar unas cañas: Joaquín Luqui, Rafael Amargo, Anabel Alonso o el dueño del perro fregona. Todos hacen alarde de los bonitos chuchitos que tienen y, como en "101 dálmatas", los dueños se parecen a sus perros (¿o era al revés?). Unos tienen un pitbull y ellos son chulos, con gafas de sol y andares caballunos. Otros tienen un perro fregona (de ésos con los pelos largos, que sus dueños aprovechan para hacerles rastas) y ellos llevan crestas rosas, pinchos y demás. Otros, simplemente, pasan por allí, pero sus perros deciden que quieren socializar y que no se quieren ir, y se tumban en el suelo para que sus amos no se marchen.
Parece que el mundo material ha traspasado una barrera que no se podía cruzar. Antes, si eras materialista, tenías un buen coche, el último cacharrito electrónico del mercado (llámese walkman, móvil, I-Pod o lo que sea), ropa cara o gafas de mosca. Ahora, si tienes todo eso, pero no tienes un "perro de marca", que te dé prestigio, categoría, una fachada de amor a los animales que no tiene por qué ser tal..., si no tienes un chucho, cuanto más pequeño, mejor, no eres nadie. Lo malo es que hay que sacarlo a pasear, para que haga sus necesidades, y eso incluye que el chucho cague toda la puñetera plaza. Por supuesto, para qué te vas a agachar a recoger la caquita del chucho si, si por ti fuera, ni siquiera lo tendrías... ¡¡Malditos snobs de mierda!!
1 lindezas:
Y eso si te da por los perros, y no por otros animales....
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