martes, mayo 16, 2006

Sobrinidad

Éste va a ser mi sobrino.
Cuando recibí la noticia, me alegré mucho, pero cuando me mandaron esto, bueno, todo se volvió mucho más... real (por así decirlo).
Voy a tener un sobrino, mi hermano va a ser padre, mis padres van a ser abuelos, y todo va a ser distinto a partir de ahora. Un niño lo cambia todo. Además, habremos llegado a ese punto en el que los hijos empiezan a tener hijos propios y ya parece inevitable admitir que se han hecho mayores.
Desde que ví esta foto he pensado mucho en las responsabilidades que voy a tener como tía. En mi tía-idad no voy a ser responsable de educar al niño, pero voy a tener muchas otras cosas que hacer. Voy a tener que enseñarle todas esas cosas que los padres no te enseñan o lo que les da miedo contarte por si les odias para siempre por habértelo dicho. Lo mejor de todo es que sus padres nunca podrán evitar las cosas que le voy a enseñar.
Creo que entre lo que pienso enseñarle y lo que los abuelos van a contarle, mi hermano y mi cuñada van a tener que luchar mucho con el churumbel. No hay nada mejor que dar forma a una mente crítica.
Estoy muy contenta por mi hermano, que sé que siempre ha querido tener niños, y también porque sé que va a ser un padre cariñoso y atento. Ese niño no podría tener mejores padres. Sé que le van a querer mucho, que va a ser el rey de la casa y que sus abuelos no van a poder quitarle las manos de encima.
Felicidades a todos. Y buena suerte con la aventura en la que nos estamos metiendo.


 

La memoria de las flores © 2010

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