viernes, junio 02, 2006

Maravillamiento

El otro día estuve hablando con una amiga sobre identidad cultural (sí, ¿qué pasa? cada uno es friki a su manera) y nos dimos cuenta de una cosa, una de esas tonterías en las que no se suele pensar nunca porque es como reflexionar sobre por qué sale el sol por la mañana.
Estuvimos hablando de las palabras y su significado dentro de un contexto cultural. Me explico.
Nosotras, como traductoras, aprendemos idiomas extranjeros y luego los usamos como herramienta de trabajo. Cuando aprendes un idioma extranjero, te aprendes todas las palabras, algunas que no deberías, hasta es posible que tengas alguna favorita porque te guste cómo suena o lo que sea. Pero lo que nunca nos planteamos es su significado "cultural".
Todo esto vino porque vimos un Conan ("The Late show with Conan O'Brien") en el que se iba a Finlandia y veía una exposición de calzoncillos. Allí le preguntaba al que le hacía de guía cómo se referían ellos a los calzoncillos. Si decían "calzoncillos" (traducción libre de "underpants") o "ropa interior" ("underwear"). El caso es que cuando Conan decía "underpants", le entraba la risa tonta, decía que le recordaba a cuando tenía 8 años y que no sabía por qué, pero que le entraba la risa cuando oía la palabra.
Entonces yo me planteo, ¿somos conscientes de ese tipo de carga que tienen las palabras cuando hablamos en una lengua extranjera? Supongo que hasta cierto punto podemos hacerlo con un puñado de palabras, pero siempre habrá muchas otras (como ésa, que es una palabra sencilla pero que no usas diariamente) de las que no tengamos ni idea de cuál es su "significado cultural".
De ahí pasamos a cosas más "graves", como la famosa palabra "nigga". Según lo que hemos podido averiguar, sólo es aceptable si un negro se lo llama a otro, pero no si un blanco se lo llama a un negro.
Nosotras concluímos que las palabras se "metamorfosean". Empiezan siendo palabras normales y corrientes y, por caprichos del azar, a veces se convierten en armas cortantes y arrojadizas. Una palabra aparentemente sencilla puede resultar muy dañina usada en determinadas situaciones. Pero siempre depende de la persona que lo dice y a quién se lo dice. Lo que a ti te hace daño, a mí me puede hasta dar risa. Lo que me lleva a pensar ¿cuánto daño te hace una palabra a la que tú no das importancia? o ¿cuánto daño puede hacerte una palabra sencilla y aparentemente inocente dicha con saña?
Como bien dice un amigo mío, "las palabras son pistolas cargadas" y por eso me parece tan importante aprender a usarlas bien.
Eso, si piensas en ello en cuanto a algo que pueda garantizarte la salvación o que pueda evitar la implosión del mundo, no parece muy útil, pero en el mundo en que vivimos, no podemos dejar de comunicarnos y para eso tenemos que saber usar la lengua.
Otro día hablaremos de las lenguas en España, que es otro tema que me interesa y me da rabia a partes iguales.
Hasta entonces, pensad, ¿usáis bien las palabras que usáis? ¿en cuántas ocasiones usáis una palabra para hacer daño o para ayudar? ¿tienen más poder las palabras de lo que pensamos?
 

La memoria de las flores © 2010

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