Ahora mismito, en este instante, oigo a alguien gritando en la calle. Me asomo y veo a un hombre de mediana edad, alto, pelo muy corto, y facciones suaves, con un icono en la mano rezando delante de la capilla.
Al lado de mi casa hay una capilla que nunca abre sus puertas. Tiene dos ventanucos pequeños y dentro hay un altarcito. Hay un par de asientos, pero nunca la he visto abierta en los tres años que llevo aquí. De hecho, siempre nos ha parecido curioso que la gente sepa que está ahí y cuando pasa por la puerta se santigüe.
En estos tres años he visto a mucha gente pasar y hacerlo, de vez en cuando algún curioso se para en la puerta y mira por uno de los ventanucos (yo misma lo he hecho), pero él es la única persona que he visto rezando en la puerta.
La primera vez que le vi fue antes del verano. Parecía una persona normal y corriente, salvo por el hecho de que se agarró a los barrotes de la ventana hasta que los nudillos se le quedaron blancos, se metió la mano en el bolsillo, sacó un icono y se puso a recitar una retahíla incomprensible al tiempo que acariciaba suavemente el icono.
Creo que es croata o algo así. Por lo que le he oído decir alguna vez que ha coincidido que he pasado por su lado cuando estaba allí, parece de algún país de la Europa del Este, y por lo que he podido saber, allí son muy católicos.
Bueno, no sé qué habrá pasado, pero hoy parecer cabreado de verdad con Dios. Parece estar echándole la bronca. Los nudillos están más blancos que nunca y grita, pega unas voces increíbles. Pero hay algo tierno en todo esto. Parece más una bronca entre padre e hijo, o entre dos buenos amigos, que entre una persona y un muñeco. Ahí está, a las 9 de la mañana, pegando gritos que se oyen en toda la manzana, provocando las miradas y risas de los pocos que pasan a esta hora por aquí, y parece totalmente ajeno a lo que pase a su alrededor.
Yo no recuerdo haber creido nunca en Dios, ni que me haya parecido lógica la idea, siquiera. Está claro que es muy conveniente, es muy fácil tener a alguien a quien pedir cuentas o echar la culpa cuando nosotros hacemos las cosas mal, pero a mí no me parece... aceptable. En este momento, lo que está haciendo ese hombre me crea una sensación mezcla de curiosidad y pena. Y digo pena porque parece que le ha pasado algo muy malo, pero igual que hay cosas que no podemos evitar, hay otras que nosotros podemos encauzar o corregir, o como lo queráis llamar.
En estos momentos me pregunto qué va a ser de mí el día que entre en la iglesia para bautizar a mi sobrina. La verdad es que no entiendo muy bien cómo puede ser que alguien que no ha participado de la iglesia, y ni siquiera comparte lo que hace ni lo que dice, pueda bautizar a un bebé, pero bueno. Al principio pensé en negarme. Al fin y al cabo va contra todo lo que creo, y no estoy de acuerdo con que lo hagan. Pero luego pensé que tengo una responsabilidad para con mi sobrina. Ya que va a estar toda su vida rodeada por gente creyente, creo que es mi responsabilidad aportar un poco de perspectiva al asunto. No quiero que mi sobrina crezca ciega de un ojo. No pretendo decirle lo que tiene que creer o hacer, pero está claro que le voy a contar cosas que de otra forma no sabría hasta que se hiciera con una mente propia.
¡Qué obvios y qué necesitados somos a veces!
Al lado de mi casa hay una capilla que nunca abre sus puertas. Tiene dos ventanucos pequeños y dentro hay un altarcito. Hay un par de asientos, pero nunca la he visto abierta en los tres años que llevo aquí. De hecho, siempre nos ha parecido curioso que la gente sepa que está ahí y cuando pasa por la puerta se santigüe.
En estos tres años he visto a mucha gente pasar y hacerlo, de vez en cuando algún curioso se para en la puerta y mira por uno de los ventanucos (yo misma lo he hecho), pero él es la única persona que he visto rezando en la puerta.
La primera vez que le vi fue antes del verano. Parecía una persona normal y corriente, salvo por el hecho de que se agarró a los barrotes de la ventana hasta que los nudillos se le quedaron blancos, se metió la mano en el bolsillo, sacó un icono y se puso a recitar una retahíla incomprensible al tiempo que acariciaba suavemente el icono.
Creo que es croata o algo así. Por lo que le he oído decir alguna vez que ha coincidido que he pasado por su lado cuando estaba allí, parece de algún país de la Europa del Este, y por lo que he podido saber, allí son muy católicos.
Bueno, no sé qué habrá pasado, pero hoy parecer cabreado de verdad con Dios. Parece estar echándole la bronca. Los nudillos están más blancos que nunca y grita, pega unas voces increíbles. Pero hay algo tierno en todo esto. Parece más una bronca entre padre e hijo, o entre dos buenos amigos, que entre una persona y un muñeco. Ahí está, a las 9 de la mañana, pegando gritos que se oyen en toda la manzana, provocando las miradas y risas de los pocos que pasan a esta hora por aquí, y parece totalmente ajeno a lo que pase a su alrededor.
Yo no recuerdo haber creido nunca en Dios, ni que me haya parecido lógica la idea, siquiera. Está claro que es muy conveniente, es muy fácil tener a alguien a quien pedir cuentas o echar la culpa cuando nosotros hacemos las cosas mal, pero a mí no me parece... aceptable. En este momento, lo que está haciendo ese hombre me crea una sensación mezcla de curiosidad y pena. Y digo pena porque parece que le ha pasado algo muy malo, pero igual que hay cosas que no podemos evitar, hay otras que nosotros podemos encauzar o corregir, o como lo queráis llamar.
En estos momentos me pregunto qué va a ser de mí el día que entre en la iglesia para bautizar a mi sobrina. La verdad es que no entiendo muy bien cómo puede ser que alguien que no ha participado de la iglesia, y ni siquiera comparte lo que hace ni lo que dice, pueda bautizar a un bebé, pero bueno. Al principio pensé en negarme. Al fin y al cabo va contra todo lo que creo, y no estoy de acuerdo con que lo hagan. Pero luego pensé que tengo una responsabilidad para con mi sobrina. Ya que va a estar toda su vida rodeada por gente creyente, creo que es mi responsabilidad aportar un poco de perspectiva al asunto. No quiero que mi sobrina crezca ciega de un ojo. No pretendo decirle lo que tiene que creer o hacer, pero está claro que le voy a contar cosas que de otra forma no sabría hasta que se hiciera con una mente propia.
¡Qué obvios y qué necesitados somos a veces!
3 lindezas:
Bueno..., buenooo... esto ya se pasa de castaño obscurete... Te aclaro, cariñín, que el caso de que tu vayas a ser madrina de tu sobrina preferida, es, mas que nada, porque pensamos que eres una persona de principios que le vas a dar una estructura sólida en cuanto a experiencias se refiere a tu sobrina. Eso significa que, en el hipotético caso de accidente mortal, tu serías responsable civil y moral de la educación de tu ahijada. Ahora bien, si crees que anteponer tus creencias religiosas al bienestar de Nadia es lo correcto... pues tu misma ;);) No, en serio, esto no lo hacemos por unas creencias religiosas sólamente... Básicamente lo hacemos por el hecho de que si nos pasa algo a su madre y a mí, alguien se haga cargo de la niña. Ahí es nada... Bueno, has de saber que el bautizo será dentro de poco, ya pondré un mail general poniendo fecha, condiciones etc. Un bexazo, chatina.
buenooooooooooo vaya rapapolvo januka jajajajaja. Aquneque estoy muy de acuerdo contigo en muchas de las cosas que dices, Ayer tuve que estar toda la mañana currando en una inglesi de Mazarron (suena absurdo si piensas que soy tec. de laboratorio) pero bueno jajaja, fue por otros motivos, y la verdad la iglesia la estaban reformando y por ejemplo el bbaño era super tetricoooooo mas bien parecia sacado de una peli de Amenabar. Y encima era una exposicion y charla. de mi empresa sobre cetaceos para colegios!!! 5 cursos de 4 colegios de niños de 5º y 6º curso CON LO QUE ME GUSTAN A MI LOS NIÑOS!!! arhggg jajajaja pero bueno sobrevivi! :D un besazo wapaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Pa un día que tengo un ratín y entro en vuestros blogs.., me encuentro con mucha miga!!!!. Lo primero, Nadia está preciosa. Ya sabeis que a mis adorables retoños no los tengo bautizados. Básicamente porque no soy practicante de ninguna religión y considero absurdo aceptar la responsabilidad de educar a tus hijos/as en la religión X, si realmente no lo vas a hacer. En la celebración del bautizo del hijo de un primo lo escuché alto y claro. En ese acto está aceptando la responsabilidad en nombre del bebé que no tiene capacidad aún para decidir por sí mismo. En nuestro caso estamos intentando inculcar valores de conducta que, perfectamente, podrían considerarse cristianos. Aunque en un "rapapolvo" que nos echó un señor cura en un funeral, parece ser que no es suficiente, que hay que "firmar" para ser un auténtico y genuino "cristiano". Este tema da mucho para charlarcutir, porque no se trata sólo de las creencias propias ni de los "procedimientos" de cada una de las religiones. En cualquier caso, creo que el respeto debería ser la base de cualquier ideologia; aunque sólo fuera con el fin de poder vivir en paz. Me encantará asistir al bautizo de Nadia, entre otras cosas, porque creo que una manera de demostrar el respeto que siento hacia sus papás y las decisiones que ellos toman. Aunque no comparta sus ideas o su forma de actuar, no quiere decir que no cuenten con mi apoyo porque .... os quiero!!!. Mil besos blogueros modernos. M
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