Hace tiempo que quería poner este post, pero llevo un par de meses muy liada.
Alguien me dijo hace poco que mis inviernos siempre están llenos de actividad y es verdad. Será un indicativo de que el frío me gusta más que el calor... o qué sé yo. Llevo ya un par de meses metida en 3 cursos a la vez, además del trabajo de siempre y de un par de proyectos nuevos. Al principio pensé que no sería para tanto, pero parece mentira que esto mismo pase todos los años. Ahora tengo tanto trabajo que estoy todo el día corriendo de aquí para allá, me duelen las piernas de tanto subir y bajar escaleras del metro y estoy todo el día medio empanada por la falta de sueño. Pero ¡ay! qué cierto es lo de "sarna con gusto no pica". Estoy encantada de la vida, realmente me gusta lo que estoy haciendo y encima he conseguido quitarme la mala costumbre de ver la tele y emplear ese rato de podredumbre cerebral en tocar el violín. Estoy mejorando y bastante rápido... ¡eso sí que es motivación!
Está claro que a veces me atasco o que el propio cansancio hace que no haga las cosas tan bien como me gustaría, pero también eso me está enseñando mucho sobre mí misma. Parece increíble que a estas alturas de la vida esté aprendiendo más que cuando tenía que hacerlo por obligación. De todas formas, también ayuda que las cosas empiecen a tener sentido y que ya tenga todo más aspecto de colocado y ordenado donde debería estar. Creo que hacerse mayor no va a estar tan mal después de todo.
Alguien me dijo hace poco que mis inviernos siempre están llenos de actividad y es verdad. Será un indicativo de que el frío me gusta más que el calor... o qué sé yo. Llevo ya un par de meses metida en 3 cursos a la vez, además del trabajo de siempre y de un par de proyectos nuevos. Al principio pensé que no sería para tanto, pero parece mentira que esto mismo pase todos los años. Ahora tengo tanto trabajo que estoy todo el día corriendo de aquí para allá, me duelen las piernas de tanto subir y bajar escaleras del metro y estoy todo el día medio empanada por la falta de sueño. Pero ¡ay! qué cierto es lo de "sarna con gusto no pica". Estoy encantada de la vida, realmente me gusta lo que estoy haciendo y encima he conseguido quitarme la mala costumbre de ver la tele y emplear ese rato de podredumbre cerebral en tocar el violín. Estoy mejorando y bastante rápido... ¡eso sí que es motivación!
Está claro que a veces me atasco o que el propio cansancio hace que no haga las cosas tan bien como me gustaría, pero también eso me está enseñando mucho sobre mí misma. Parece increíble que a estas alturas de la vida esté aprendiendo más que cuando tenía que hacerlo por obligación. De todas formas, también ayuda que las cosas empiecen a tener sentido y que ya tenga todo más aspecto de colocado y ordenado donde debería estar. Creo que hacerse mayor no va a estar tan mal después de todo.