Hay ocasiones en las que te das cuenta de que has crecido como persona, que has dejado atrás una etapa de tu vida. Es como ser testigo de tu propia historia.
Mi etapa ha tenido su banda sonora, sus efectos especiales y su buena cantidad de atrezzo... y he sobrevivido. Ha habido cosas de las que no me he sentido orgullosa, pero que ya estoy teniendo en cuenta para no volver a cometerlas. De hecho, probablemente, de ésas aprenda muchas cosas. Y luego ha habido otras cosas que me han ayudado a conocerme mejor a mí misma, a saber a lo que estoy dispuesta y de lo que soy capaz. Esas cosas, hoy por hoy, me hacen sentirme más segura de mí misma y muy, muy orgullosa. He luchado, he peleado, con los demás, con las circunstancias y conmigo misma, y creo que he salido airosa la mayoría de las veces. Sé que tengo defectos, muchas manías y algunas paranoias, pero me acepto y me quiero tal como soy, intento dar forma a las cosas que menos me gustan y me enorgullece saber que mis cosas buenas son realmente buenas.
Como todo el mundo aspiro a ser mejor persona, y realmente creo que estoy en el camino correcto. Estos meses de atrás he hablado mucho conmigo misma (no necesariamente de forma literal) y he llegado a varias conclusiones importantes. La primera es que uno no es feliz porque sí, sino porque trabaja para llegar a ello, y duramente además, y no merece la pena envararse en cosas que te hacen infeliz sólo porque creas que debes hacerlas. La segunda es que nadie es dueño de mi libertad y que tengo tanto derecho como el que más a ejercerla. Si el bienestar de alguien depende de que yo coarte mi libertad, realmente ese bienestar no es tal. Sé que es fácil la teoría de todo esto, pero ponerlo en práctica en tu vida no es tan sencillo, sobre todo porque todos tenemos hábitos adquiridos y diversas manías que hacen que eso sea complicado la mitad de las veces.
De esta etapa he salido renovada y casi rejuvenecida. Me siento con más energía que nunca, con más ganas de hacer cosas, de superarme a mí misma y de retomar cosas que creía olvidadas.
De verdad insto a todo el que lea esto a que analice si realmente es feliz y todo lo libre que cree que debería ser. Aunque duela o sea complicado, corta con esas cosas que ni te hacen feliz ni te hacen más libre. Te aseguro que ganarás más de lo que perderás. Ya me contarás.
Mi etapa ha tenido su banda sonora, sus efectos especiales y su buena cantidad de atrezzo... y he sobrevivido. Ha habido cosas de las que no me he sentido orgullosa, pero que ya estoy teniendo en cuenta para no volver a cometerlas. De hecho, probablemente, de ésas aprenda muchas cosas. Y luego ha habido otras cosas que me han ayudado a conocerme mejor a mí misma, a saber a lo que estoy dispuesta y de lo que soy capaz. Esas cosas, hoy por hoy, me hacen sentirme más segura de mí misma y muy, muy orgullosa. He luchado, he peleado, con los demás, con las circunstancias y conmigo misma, y creo que he salido airosa la mayoría de las veces. Sé que tengo defectos, muchas manías y algunas paranoias, pero me acepto y me quiero tal como soy, intento dar forma a las cosas que menos me gustan y me enorgullece saber que mis cosas buenas son realmente buenas.
Como todo el mundo aspiro a ser mejor persona, y realmente creo que estoy en el camino correcto. Estos meses de atrás he hablado mucho conmigo misma (no necesariamente de forma literal) y he llegado a varias conclusiones importantes. La primera es que uno no es feliz porque sí, sino porque trabaja para llegar a ello, y duramente además, y no merece la pena envararse en cosas que te hacen infeliz sólo porque creas que debes hacerlas. La segunda es que nadie es dueño de mi libertad y que tengo tanto derecho como el que más a ejercerla. Si el bienestar de alguien depende de que yo coarte mi libertad, realmente ese bienestar no es tal. Sé que es fácil la teoría de todo esto, pero ponerlo en práctica en tu vida no es tan sencillo, sobre todo porque todos tenemos hábitos adquiridos y diversas manías que hacen que eso sea complicado la mitad de las veces.
De esta etapa he salido renovada y casi rejuvenecida. Me siento con más energía que nunca, con más ganas de hacer cosas, de superarme a mí misma y de retomar cosas que creía olvidadas.
De verdad insto a todo el que lea esto a que analice si realmente es feliz y todo lo libre que cree que debería ser. Aunque duela o sea complicado, corta con esas cosas que ni te hacen feliz ni te hacen más libre. Te aseguro que ganarás más de lo que perderás. Ya me contarás.
2 lindezas:
Mucha suerte en tu nueva etapa, Jana. Y a volar.
Januca... es exactamente lo mismo (pero mejor expresado, dónde va a parar), q lo q yo pensé y la conclusión a la q llegué yo hace ahora mismito 2 años... Nunca me arrepentiré de ello, puedo decir q soy muuuucho más feliz. Un besazo, espero verte muy muy pronto!!!
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