Desde ya hace años se habla de globalización; que si la globalización esto, que si la globalización lo otro, que si hay una reunión por la globalización,... Pero, ¿qué es la globalización? Según el diccionario de la RAE, es la "tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales". Quizá esa sea la definición del diccionario, pero yo creo que es otra cosa.
Siempre hemos tenido afán aventurero, como seres humanos, curiosos y fisgones, siempre buscando el subidón de adrenalina. Al principio era la pura aventura (seguro que fue entonces cuando se inventó la palabra) de subirse a un barco, tirarse meses pasándolas canutas y ver si llegabas a algún sitio exótico. Después, cuando ya se había descubierto todo lo que se podía descubrir, era el mero hecho de ir y ver los que otros habían visto ya, ver aquellos lejanos (o cercanos) lugares de los que todo el mundo hablaba, experimentarlo en tus propias carnes. Viajamos, nos movemos, conocemos gente distinta, probamos comidas con sabores con los que nunca habríamos osado soñar y, de todo eso, surge la globalización. De que yo vaya por la calle en Madrid y alguien me pregunte si hablo español; de que yo viva en Madrid y me ponga hasta arriba de estupenda comida india o japonesa, servida por un auténtico "aborigen" y cocinada con el cariño y la dedicación del que comparte su saber; de que yo pueda comprar aquí o allí un instrumento musical que sólo se hace allá.
Qué maravilloso mundo tenemos, que sabemos juntarnos pero no mezclarnos y que, cuando nos mezclamos, es por puro amor y sed de aventura por ver lo que saldrá de la mezcla.
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