Un tiempo después, mi madre me dio una planta del dinero y me dijo que se cuidaba casi sola, que la regara cuando me acordara. Y cie
rtamente, se puso estupenda con sólo regarla de vez en cuando. Pero entonces un día cayó una granizada que parecía que se estaba cayendo el cielo (los galos hubieran huído despavoridos) y la pobre plantita del dinero se quedó en un tallito con media hoja. Aun hoy se está recuperando, aunque poco a poco va recuperando su lozanía pasada.
Y a finales del verano compré dos hortensias. Siempre nos han gustado mucho esas plantas, quizá porque nos recuerdan al norte y hace que parezca que el aire huele a mar y a sardinas a la parrilla, con su sal gorda y su rajita de limón y... ¿de qué estaba hablando? ¡Ah, sí!
de plantas.
El caso es que está haciendo un invierno raro, está lloviendo más de lo habitual en Madrid y aunque hace frío, no es el invierno más frío que hemos pasado, ni mucho menos. Así que a la hortensia de la ventana del despacho le ha dado por ponerse así de preciosa.
Da una alegría verla aunque sólo sea a través del cristal... Algunas expertas nos aconsejan que las metamos en casa durante el invierno, que si no se nos van a morir, pero me da no sé qué encerrarlas en casa, con la calefacción y la sequedad que hay aquí cuando pueden estar en la calle, respirando aire fresquito y con la luz del sol dándoles directamente. Pero bueno, madres y jardineros del mundo, se admiten consejos y demás para principiantes totales en el mundo de la jardinería.
Y a finales del verano compré dos hortensias. Siempre nos han gustado mucho esas plantas, quizá porque nos recuerdan al norte y hace que parezca que el aire huele a mar y a sardinas a la parrilla, con su sal gorda y su rajita de limón y... ¿de qué estaba hablando? ¡Ah, sí!
El caso es que está haciendo un invierno raro, está lloviendo más de lo habitual en Madrid y aunque hace frío, no es el invierno más frío que hemos pasado, ni mucho menos. Así que a la hortensia de la ventana del despacho le ha dado por ponerse así de preciosa.
Da una alegría verla aunque sólo sea a través del cristal... Algunas expertas nos aconsejan que las metamos en casa durante el invierno, que si no se nos van a morir, pero me da no sé qué encerrarlas en casa, con la calefacción y la sequedad que hay aquí cuando pueden estar en la calle, respirando aire fresquito y con la luz del sol dándoles directamente. Pero bueno, madres y jardineros del mundo, se admiten consejos y demás para principiantes totales en el mundo de la jardinería.
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